Mitología y religión en el mundo nórdico. Parte 2

Recapitulando parte del anterior artículo, es necesario recordar a grandes rasgos cómo se estructura la mitología nórdica. Así, la mitología nórdica empieza con información acerca del origen del cosmos, los dioses y los seres humanos, plantea un largo presente y continua con la historia de la destrucción y el renacimiento del cosmos, debido a una lucha continua entre dos grupos de seres, los dioses (aesir) y los gigantes (jotun). No obstante, la palabra dioses no tiene una connotación en el sentido cristiano, sino que se asemeja más a un grupo con un parentesco extenso de tipo tribal, el cual permite referenciar a un colectivo de deidades vinculadas con la idea de orden. Por su parte, los gigantes ligados al concepto de ruptura del orden y el caos, pese a que en efecto son más altos que los dioses, la palabra jotnar con la que se les denomina, remite más a la idea de un grupo tribal o familia que solo a la idea de gigantes.

Dioses Aesir
Jotun o gigantes

Tiempo lineal y tiempo cíclico en la mitología nórdica

Muy a pesar de cómo concebimos el tiempo en nuestra cotidianidad, las religiones del mundo entienden y codifican el tiempo de diversas maneras y no solo linealmente. Formas alternativas de concebir el tiempo pueden ser a través de un conjunto interminable de ciclos o un proceso continuo de degeneración, modelos que chocan directamente con el sistema lineal de la tradición judeocristiana, donde el tiempo transcurre en una progresión que inicia con la creación del mundo por dios y continua con un largo presente que finalmente llevará al fin de los tiempos y el juicio final. Algo parecido ocurre con la ciencia, quien cada vez nos revela más detalles acerca del origen y desarrollo de todo el universo, planteándonos preguntas como qué pasará cuando nuestro sol muera y se produzca la caída de nuestro sistema solar, mostrando una línea temporal progresiva que nos lleva del punto A al punto B (o al menos así es percibida por la mayoría de personas).

Ejemplos de tiempo lineal y cíclico
Cronología del cristianismo
Uróboros griego
Calendario azteca

Para clarificar todo esto, cabe mencionar que la mitología nórdica se divide en eventos que ocurren en el pasado, el presente y el futuro, cuestión que queda reflejada en el nombre de las nornas que son seres mitológicos que manejan el destino de dioses y humanos, conocidas como Urd (lo que ha ocurrido), Verdandi (lo que ocurre ahora) y Skuld (lo que debería suceder o es necesario que ocurra). En consecuencia, la idea de destino puede implicar que los acontecimientos pueden haber pasado, estar pasando y estar destinados a pasar al mismo tiempo sin discriminación alguna. 

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Las nornas y el destino en la mitología nórdica

Ahora bien, estos tiempos de pasado, presente y futuro también tienen subdivisiones, siendo el pasado lejano todo lo relacionado con el periodo anterior al surgimiento del universo, momento donde solo existía un vacío compuesto por potencia y potencial, lo que en otras palabras puede concebirse como la existencia de los fenómenos y fuerzas necesarias para desencadenar el pasado cercano. Este pasado cercano está relacionado con el origen del cosmos a partir del cuerpo del gigante Ymir, lo cual dio inicio a la confrontación entre dioses y gigantes que marcaría el resto de la mitología nórdica. Este suceso también dio la posibilidad de que se pudiera calcular el tiempo, una vez que los dioses establecieron los cuerpos celestes, creando ciclos que podían ser medidos y registrados, cuestión que sería aprovechada por los humanos tras la aparición de la cultura, gracias a que los dioses dotaron a esta raza de las herramientas necesarias para interactuar con la naturaleza y el cosmos. El pasado cercano también crea el escenario necesario tanto para el presente como para el futuro mitológico, al posibilitar el nacimiento de Loki y posteriormente de sus hijos, siendo todos ellos piezas fundamentales para el desencadenamiento del Ragnarok.

Pasado lejano
Ginnungagap
Pasado cercano
Muerte de Ymir

En cuanto al presente mitológico, este tiempo es donde ocurren la mayoría de los mitos entre los que podemos encontrar las historias sobre Odín y la búsqueda del conocimiento, la pesca de la serpiente Midgard por Thor, la atadura de Fenrir por los Aesir, el castigo de Loki, etc. Todos estos mitos aunque es cierto que presentan en algunos casos preeminencia temporal sobre otros, no necesariamente tienen un orden cronológico y muchos de ellos incluso tienen un carácter temporal indeterminado, siendo estas contradicciones producto de las reglas mismas de cómo se construye la mitología. Además, es en el presente mitológico donde ocurren muchos de los presagios que anticipan el Ragnarok, dando paso a un futuro mítico dividido en dos partes, un futuro cercano que es donde se desarrolla el Ragnarok y un futuro lejano donde se comenzará con la edificación de un nuevo mundo.

Presente mitológico
Captura de Fenrir
Thor golpeando a la serpiente Midgard
Muerte de Balder

El futuro cercano implica la subversión del orden y la pérdida de supremacía de los dioses (aesir) sobre los gigantes (jotnar) que caracterizó el presente mítico, produciéndose la destrucción de todo aquello que se había construido desde el pasado cercano, debido a la muerte de la mayoría de dioses, la ruptura de cualquier forma de medir el tiempo al ser devorado el sol y la luna y la destrucción del mundo.

Futuro cercano
Ragnarok
Lucha de los dioses contra las fuerzas del caos

Sin embargo, toda esta destrucción sentaría las bases para un futuro lejano donde una segunda generación de dioses aesir habitarían una tierra renovada, siendo estos poseedores de la cultura y tradiciones de sus antepasados, las cuales serían conservadas por medio de la tradición oral. Como vemos, ahora el mundo no empezaría desde cero sino que se alimentaría de sus anteriores estados, lo que nos habla de una cronología simétrica donde el presente temprano mira al pasado cercano, el presente lejano al futuro cercano y el futuro cercano al futuro lejano, mientras que este último miraría al pasado lejano. En otras palabras, aquello creado en el pasado cercano se deshace en el futuro cercano, donde la eterna lucha entre dioses y gigantes que sello el origen y destrucción del cosmos desaparece y da paso a un futuro distante, volviéndose a algo similar aunque también muy diferente a lo que ocurría en el pasado lejano donde esta lucha aun no existía. En consecuencia, no estamos hablando de una progresión de la historia, sino de un ciclo donde el cosmos podría destruirse y resurgir en condiciones distintas una y otra vez, sin que esto implique un reinicio desde cero como indica el hecho de que en el pasado lejano solo había vacío, mientas que en el futuro lejano la cultura ha sobrevivido y la naturaleza se ha conservado.

Se puede decir entonces que los mitos nórdicos no requieren de una cronología sino que presentan una especie de simultaneidad, donde lo que ocurre puede haber pasado, estar pasando o estar destinado a pasar en un futuro. Todo esto es contrario a la forma en que los cristianos de la Edad Media veían la mitología nórdica, pues estos trataban de relacionar sus relatos con acontecimientos y personajes históricos de su propia tradición. Así, el tiempo histórico del mito se relacionó con la vida de algunos santos, se interpretó el origen de los dioses como seres humanos que habían emigrado desde el Medio Oriente hasta Escandinavia alrededor del año 100, se afirmó que la mitología nórdica había surgido en paralelo con el cristianismo primitivo y se relacionó a los ídolos nórdicos como demonios.

Por otro lado, se estableció la idea de un tiempo lineal para entender la mitología nórdica, donde el Ragnarok era solo el fin de un camino que llevaba a la cristianización de los nórdicos, todo esto en un proceso que acabó con la desaparición de los dioses paganos y la eliminación de los cultos que los adoraban. En resultado, el nuevo mundo que prometía el Ragnarok se vinculó con la presencia de los cristianos y el clímax de lucha entre Thor y los demás dioses nórdicos contra Cristo, siendo los siglos X y XI el momento en que los dioses nórdicos desaparecieron según lo profetizado por el Ragnarok, para dar paso a un nuevo mundo cristiano.

Futuro lejano
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El origen del cosmos según la cosmogonía nórdica

Dado que existen varias versiones acerca de cómo se creó el cosmos en la mitología nórdica, las cuales presentan variaciones en los acontecimientos, para este caso tomaremos como referencia la Edda prosaica de Snorri Sturlurson para describir la cosmogonía nórdica. Así, el conocimiento que tenemos acerca del origen del universo nórdico, proviene de una narración llamada la predicción de Wola o Völuspá. En este texto se nos dice que en un principio no existía nada, ni siquiera el tiempo, lo único que había era el Ginnungagap que era como los nórdicos llamaban al vacío, el abismo y la nada.

La nada y el pasado lejano
Ginnungagap

No obstante, lo cierto es que en verdad este vacío colindaba al sur con un mundo llamado Muspelheim, el cual estaba repleto de luz y un fuego increíblemente caliente, donde ningún ser que no hubiese nacido en él podría llegar a sobrevivir. Los únicos habitantes del Muspelheim serían los gigantes de fuego entre ellos Surt, quien a lo largo del tiempo mítico esperaría su oportunidad para destruir con su espada a los dioses, el mundo, los humanos y el cielo. También se nos menciona que existía al norte de Ginnungagap un mundo llamado Niflheim dominado por la oscuridad y las tinieblas, estando éste relacionado con el frío y por lo tanto siendo el opuesto natural al calor y la luz que emanaba de Muspelheim.

Muspelheim
Surt

Ahora bien, en Niflheim encontraremos un elemento muy importante para la posterior creación del cosmos, como lo fue el pozo Hvergelmir, del cual emanaban doce ríos de agua helada que en su conjunto eran conocidos como Élivágar. Como notaremos, pese a que la creación del mundo parte de un estado negativo en donde solo existía la nada, lo cierto es que ya para entonces se encontraban activas las fuerzas primigenias que darían lugar al nacimiento del cosmos, el mundo, los dioses, los gigantes, los humanos y las demás criaturas de la mitología nórdica. De alguna manera este momento estaba dominado por la presencia de la potencia y el potencial, puesto que fue la interacción de estas fuerzas primigenias de frío y calor lo que desencadenó una serie de eventos que moldearían el origen del universo.

Ahora bien, cuando las aguas de los ríos Élivágar fluyeron más allá del manantial Hvergelmir transportando una especie de veneno del cual no se específica ni su origen o sus características, se produjo un fenómeno donde dicho veneno se endureció y se convirtió en escarcha gracias el frio de Niflheim. Lo anterior permitió que este hielo se derritiera y se transformara en vapor que a su vez se congeló en forma de escarcha, creando varias capaz de vapor congelado apiladas una sobre otra en la zona norte del Ginnungagap, donde se estableció un paisaje dominado por el hielo, la escarcha, la bruma y las tormentas. Por su parte, el lado sur del Ginnungagap era todo lo contrario, pues resaltaba por la presencia de abundante luz, calor, chispas y partículas encendidas provenientes de Muspelheim.

Niflheim
Pozo de Hvergelmir y el Élivágar

Esta dinámica permitiría que a través del viento el aire caliente y los vapores helados chocaran y produjeran gotas, las cuales darían origen al primer gigante llamado Ymir, normalmente caracterizado como un ser hermafrodita (aunque también podría haberse reproducido por generación espontánea) y vinculado al caos. Una muestra de lo anterior puede verse en el hecho de que Ymir daría a luz de su axila izquierda a dos gigantes mientras dormía, mientras que de su pie nacería el primer gigante de hielo Thrudgelmir quien tenía seis cabezas.

Ymir

En paralelo a Ymir aparecería una vaca de nombre Audhumbla de cuyas ubres brotaban cuatro ríos de leche de los que Ymir se alimentaba, mientras que ella misma sobrevivía gracias a la sal de las montañas de granizo. Esto último sería muy importante debido a que tras alimentarse de uno de estos bloques por tres días, Audhumbla derritió el hielo que cubría al primer dios no gigante Buri, un ser alto, bello y fuerte que más tarde engendraría a Bor padre de los dioses Aesir. Así, Bor se casaría con la gigante Bestla hija de Bolthorn con quien tendría a tres hijos, Odín, Vile y Ve, quienes estarían destinados a dominar sobre el cielo y la tierra.

Audhumbla, Ymir y Buri

Según estos relatos la primera raza de seres que existieron en este estado embrionario del cosmos, sería la raza de los gigantes del frío de los cuales Odín descendería, tal como se indica en la Nueva Edda cuando Gangleri (primer rey de Escandinavia) le responde a Har que antes de la creación del cielo y la tierra Odín vivía entre los gigantes del frío. Aquello es importante pues hace complicado entender la razón por la que Odín, Vile y Ve decidieron asesinar al gigante Ymir, quien a efectos prácticos estaría emparentado con ellos aunque fuese de manera lejana.

Odín, Vile y Ve
Asesinato del gigante Ymir

Aun con todo, luego de este asesinato sin razón aparente ocurrió un gran diluvio producto de la sangre que brotaba del cadáver de Ymir, cuestión que terminó por ahogar a casi toda la raza de los gigantes (aunque otras versiones afirman que solo quedaron atrapados en algún lugar), con excepción de Bergelmir y su esposa quienes huyeron en barco (o un tronco) asentándose en un lugar indeterminado. Desde este lugar probablemente Jötunheim, Bergelmir y su esposa darían origen a una nueva casta de gigantes conocidos como los Jotun que ya no serían solo gigantes del frío, sino que tendrían diferentes características y elementos vinculados.

Diluvio en la mitología nórdica
Bergelmir y su esposa escapando del diluvio

Tras la muerte de Ymir, Odín, Vile y Ve arrastraron su cadáver al centro del Ginnungagap, disponiéndose a dar forma al cosmos aprovechando todas las partes de su cuerpo. De su carne hicieron la tierra, de sus huesos las montañas, de sus cabellos los bosques, de sus dientes y su mandíbula las rocas y los guijarros y con su sangre el océano en medio del cual pusieron la tierra, esto con el objetivo de que el océano la rodeara como un anillo y diera gloria a cualquiera que osara atravesar sus aguas. Por último, con su cráneo elaboraron la bóveda celeste que estaría ubicada sobre la tierra, sostenida por cuatro enanos llamados Oestre, Vestre, Nordre y Soedre, los cuales claramente representaban los cuatro puntos cardenales. Estos enanos y otros seres mitológicos como los elfos luminosos y oscuros, los trolls, los nomos y nibelungos, fueron moldeados a partir de una especie de gusanos provenientes del cuerpo de Ymir, los cuales obtuvieron una nueva forma e inteligencia gracias al deseo de los dioses.

En cuanto a los cuerpos celestes, estos no fueron creados por los dioses, sino que provinieron de las chispas que emanaba Muspelheim, limitándose los dioses a repartirlas por el cielo con el fin de dar luz al mundo y facilitar la aparición del tiempo por medio de los ciclos que marcaban su movimiento. Fue a través de este movimiento pero también de que existieran cuerpos celestes inmóviles, como aparecieron el día, la noche, las estaciones y la posibilidad de medir el tiempo. Aun así, para este momento los lugares mitológicos aun no existían y la tierra no estaba completa, puesto que el cuerpo de Ymir solo había servido para establecer un orden para el cielo y la tierra.

Esta tierra era redonda y estaba rodeada por un océano profundo en cuyos límites moraba la raza de los gigantes, un pueblo intrínsecamente opuesto al orden que estaban construyendo los dioses. Por esta razón, Odín, Vile y Ve decidieron construir una enorme muralla alrededor de la tierra utilizando las cejas de Ymir, dándole a esta tierra el nombre de Midgard, tras lo cual optaron por esparcir fragmentos del cerebro de Ymir al cielo para formar las nubes. Como vemos, la creación del universo guarda una profunda relación con elementos de la naturaleza y el cuerpo humano, adaptándose muy bien a la geografía y clima del norte de Europa, a la importancia del mar para las sociedades nórdicas y al concepto de orden y caos que serviría de base para todo el pensamiento religioso nórdico.

Oestre, Vestre, Nordre y Soedre
Cráneo de Ymir y la bóbeda celeste
Enanos, elfos luminosos y oscuros, trolls, nomos y nibelungos

Ahora bien, el día, la noche, el sol y la luna tienen un origen diferente, en primera instancia la noche era una gigante conocida como Nótt que al casarse con el dios Aesir Delling (dios del crepúsculo), dio a luz al dios Dagr que es la representación del día. Luego de esto, Odín regalo a ambos un carro y los respectivos caballos para que arrastraran de ellos con el objetivo de que recorrieran el cielo en 24 horas, realizando un recorrido diario encabezado por Nótt quien cada mañana rociaba la tierra con espuma del hocico de su caballo Hrímfaxi (crines de escarcha), mientras que Dagr ilumina posteriormente todo gracias a la crin dorada de su caballo Skinfaxi (crines brillantes).

Nótt (Noche) y Hrímfaxi (crines de escarcha) y Dagr (Día) y Skinfaxi (crines brillantes)

No obstante, el sol y la luna son dioses diferentes cuyo origen está relacionado con el gigante Mundilfari, quien mientras los dioses reflexionaban sobre como insertar al sol y la luna dentro del orden del cosmos, decidió nombrar sin permiso a sus hijos como Sól y Máni (Luna). En castigo los dioses resolvieron obligar a los hijos de Mundilfari a que condujeran los carros que arrastrarían los astros del sol y la luna, siendo particular el hecho de que para los nórdicos el sol tuviera un carácter femenino y la luna un carácter masculino. En consecuencia, Máni quedó encargado de manejar las fases crecientes y decrecientes de la luna, mientras que Sól recibió un escudo llamado Svalin que impedía que el calor del sol quemara toda la tierra y evaporara el océano. Con esto quedaría establecido el atardecer, la medianoche, el amanecer, el mediodía, la mañana y la tarde, generando medidas de tiempo reconocibles para los humanos, enanos y elfos.

Sól y Máni (Luna) hijos del gigante Mundilfari

Llegado este punto y dado que Midgard aún estaba desprovista de vida, los dioses decidieron crear los dos primeros humanos luego de encontrar dos grandes trocos en la orilla del mar, disponiéndose a tallar dichos troncos para luego otorgarle a las figuras finales tres dones concordantes con el poder de cada uno de estos dioses. Así, Odín le daría a los humanos un alma y la vida, Vile la razón y Vé un rostro, la palabra, la vista y el oído. A estos dos humanos llamados Ask (fresno-el primer hombre) y Embla (olmo-la primera mujer), también se les fue otorgada la vestimenta, protección contra los peligros más allá de Midgard, herramientas y aún más importante la cultura, todos ellos elementos sin los cuales la humanidad no hubiera podido desarrollarse y adaptarse al medio en que estaba destinada a vivir.

Ask (fresno-el primer hombre)
Embla (olmo-la primera mujer)

El Yggdrasil y los nueve mundos de la mitología nórdica

Yggdrasil es un fresno inmortal también conocido como el árbol de la vida o el fresno del universo, su función es unir con sus raíces y ramas los diferentes mundos que componen el cosmos de la mitología nórdica. Estos mundos son: Helheim (hogar de los muertos), Jötunheim (hogar de los gigantes), Svartálfaheim (hogar de los elfos oscuros y los enanos), Vanaheim (hogar de los Vanir), Muspelheim (mundo primordial de fuego donde se encuentra el vacío o Ginnungagap), Midgard (hogar de los humanos), Alfheim (hogar de los elfos de la luz), Asgard (reino de los dioses Aesir) y Niflheim (reino de la oscuridad, el hielo y de las tinieblas).

Yggdrasil

En consecuencia, gracias a sus ramas se mantiene toda la vida en el universo estando interconectado con los dioses Aesir, los Vanir, los gigantes y demás seres de la mitología nórdica. Además, el Yggdrasil tiene tres raíces que conectan algunos de los mundos más importantes de su mitología, una de ellas llega hasta Asgard donde habitan los dioses Aesir, otra se extiende por Jötunheim y el lugar donde antes de la creación estaba ubicado el gran vacío Ginnungagap y por último, otra se alarga hasta llegar a Niflheim en el extremo sur del universo nórdico. Ahora bien, en la segunda raíz encontramos la fuente de Mímir donde se resguarda la sabiduría y la inteligencia bajo custodia del gigante Mímir, mientras que en la tercera raíz se localizan algunos de los lugares más relevantes para la cosmogonía nórdica. Estos sitios serían:

  1. La fuente Hvergelmir que ya vimos durante la creación del universo pero ahora repleta de serpientes a sus alrededores, siendo además el habitad del dragón Nidhogg cuyo principal objetivo es devorar las raíces del Yggdrasil para destruirlo.
  2. El palacio que custodian las tres nornas, quienes además de decidir el destino de los hombres y los dioses se encargan de regar el Yggdrasil con una mezcla de agua y lodo extraído de la fuente de Urd, todo esto con el fin de que el gran árbol no se pudra o muera.
  3. La fuente de Urd, siendo este el espacio donde se reúnen los dioses para impartir justicia y realizar consejos. Esta fuente es tan pura que cualquier cosa que la toque se volvería blanca, dando entre otras cosas una explicación al color blanco de los cisnes, pues en sus aguas habita una pareja de cisnes que son los padres de toda su especie. Además, el rocío de esta fuente es vital para la supervivencia del mundo humano, puesto que cuando este hace contacto con la tierra se convierte en lo que los nórdicos llamaban rocío de miel, el cual servía de alimento para las abejas permitiéndoles cumplir su función polinizadora y producir miel.
Asgard
Jötunheim
Hvergelmir
Fuente de Urd

Otro curioso habitante del Yggdrasil es la ardilla Ratatösk, quien se encarga de llevar rumores entre el dragón Nidhogg que vive en las raíces del árbol y el águila sin nombre que tiene sobre su cabeza al halcón Veðrfölnir que habita en la cima del Yggdrasil, aquello con el objetivo de acrecentar su rivalidad y odio en preparación para los conflictos que se desencadenarían en el Ragnarök. Por otro lado, en la cima del Yggdrasil habitan cuatro ciervos llamados Dáinn (El muerto), Dvalinn (El inconsciente), Duneyrr (Trueno en el oído) y Duraþrór (Sueño próspero o ronquidos), los cuales se dice que anteriormente fueron enanos que decidieron tomar esa forma para alcanzar las ramas más altas del Yggdrasil, aunque otros los conectan con los cuatro elementos, las cuatro estaciones o las fases de la luna.

En otras palabras, toda la vida está representada bajo la forma de un árbol cuyas raíces se hunden en lo profundo del reino de los muertos (Hela), su tronco se extiende hasta tocar los límites del cielo y sus ramas tocan todos los rincones del universo. Como el destino, al ser el Yggdrasil el árbol de la existencia y tener dentro de sí a las tres nornas, tanto sus flores o la caída de sus hojas auguran acontecimientos, sufrimientos, acciones y catástrofes que recaerán sobre dioses y hombres en el pasado, presente y futuro. Yggdrasil es entonces la infinita conjugación del verbo hacer, algo que se deriva de su propio nombre que se compone por Iggr (el profundo pensador) y drasil (portador o caballo), lo que junto significaría Portador de Dios.

A su vez, el Yggdrasil representa el orden natural al permitir que todas las especies de la naturaleza se repartan sus espacios, desde el águila en la cima de sus ramas, el halcón en los sectores un poco más bajos, la ardilla trepando activamente por su tronco, los venados cerca a sus ramas y las serpientes en la parte inferior por debajo de la superficie terrestres. En consecuencia, el Yggdrasil, es una combinación de la calma del aire que mueve sus hojas, junto al contante movimiento de los seres que lo habitan, quienes experimentan constantes ciclos sin fin que nunca descansan o se fatigan. No es de extrañar que el Yggdrasil no haya sido pensado para dibujarse sino para narrarse, pues por más talentoso que sea un artista jamás lograría captar el reposo y el movimiento que lo caracteriza. Esto nos muestra de nuevo el enorme papel de la oralidad en la mitología nórdica, la cual se transmitía a través de poemas que aprovechaban la infinidad del lenguaje para simbolizar la inmensidad del gran árbol.

Por otro lado, las nornas siempre vigilantes del destino de los humanos y los dioses, tejen sus destinos desde el momento de su nacimiento, pasando por el conjunto de acciones que llevaran a cabo a lo largo de sus vida y llegando a su inevitable final. Así, sus decretos al ser inviolables marcan el orden de las cosas que ocurren en los nueve mundos que sostiene el Yggdrasil, creando leyes que ni siquiera los dioses pueden romper. Hay que recordar que en la mitología nórdica los dioses eran de naturaleza mortal y solo adquirían su inmortalidad por medio de las manzanas de Idun, las cuales les devolvían su vitalidad una vez estos envejecían por la acción del tiempo.

En este sentido, los dioses también eran prisioneros del tiempo pues habían nacido para algún día morir, no obstante, este fatalismo que en primera instancia parecería un tanto sombrío, era combinado con la idea de que el universo estaba conectado profundamente por una relación intrínseca entre el espíritu y la materia. Esto quiere decir que los hilos que representaban la vida de cada ser estaban íntimamente ligados con el abismo del principio, por lo que cada persona debía cumplir de la mejor manera posible el papel que le había deparado su destino. Al igual que los dioses, el inevitable final no podía impedir que los humanos lucharan y buscaran obtener sus objetivos, pues son sus acciones los que en primera instancia detonaban la maquinaria del destino.

Ratatösk
Nidhogg y Veðrfölnir
Dáinn, Dvalinn, Duneyrr y Duraþrór
Las manzanas de Idun (siempre joven)

Explicación sobre el origen del mundo

Como vemos, las preocupaciones de esta etapa de la mitología nórdica están muy relacionadas con preguntas comunes a todas o casi todas las sociedades humanas, siendo algunas de sus preguntas las siguientes: ¿Cómo apareció la actual configuración del mundo?, ¿Qué había en un principio y qué había antes de que no hubiera nada? y ¿Cómo se relacionaron entre sí las fuerzas primordiales?. Para responder estos cuestionamientos cada civilización arroja sus propias respuestas, por ejemplo la mitología griega hablaba de una gran oscuridad o noche desde donde surge el cosmos, mientas que los nórdicos conciben ese antes bajo una concepción negativa vinculada a la nada. Esto quiere decir que no existía nada previamente a la aparición del cosmos.

Aun así esa nada en realidad si contenía fuerzas opuestas en la forma del norte frío y el sur caliente, siendo la primera una fuerza de contracción y la segunda de expansión, pero estando ambas separadas por un vacío que impedía su interacción en una dinámica que las mantenía inmóviles y sin la posibilidad de que generaran los fenómenos requeridos para la aparición del cosmos. Es esta falta de movimiento que contiene a las dos fuerzas creadoras es lo que explica la existencia de la nada, sin embargo, aún queda la duda de cómo aparecieron esas fuerzas separadas por el vacío. La respuesta a esto se da con la existencia de un dios todopoderoso superior incluso a Odín, el cual no tiene forma y es a todas luces desconocido, cuyo papel en la creación fue enviar los vientos calientes desde el Muspelheim para que chocaran con el frío de Niflheim, produciéndose a partir de esta interacción las gotas que darían origen a Ymir y Audhumbla.

Este dios que resulta una incógnita, es definido como el verdadero padre de todas las cosas, justo y generoso, siendo su destino gobernar junto a Balder luego de que se produjera el Ragnarök. Resulta interesante pues que este dios solo aparezca durante la creación y la caída del mundo, dinámica que lo relaciona con la eternidad y lo desvincula de la preocupación del tiempo, pues su existencia se mueve de eternidad en eternidad. Ahora bien, otro aspecto que vale la pena explicar es la aparente falta de razón de Odín, Ve y Vale para matar a Ymir que sería uno de sus ancestros, esto aunque en primera instancia parezca algo injustificado, lo cierto es que Ymir es la representación de una primera masa viva y caótica en el mundo devenida de la unión del frío y el fuego.

Por ello, al igual que ocurre en la vida real, para los nórdicos Ymir es la representación de como la materia fría y muerta cobra vida a través del calor, pero sin tener aun una forma perfecta dado el carácter caótico de los gigantes. Por esta razón, esta forma imperfecta debía ser asesinada y rota, para que sus pedazos sirvieran para remodelar el cosmos y construir las diversas formas que componen la naturaleza que todos conocemos. De no ser así, Ymir seguiría trayendo al mundo solamente hijos similares a él, cuya naturaleza sería solo el hielo y la piedra, escenario que reduciría el mundo a un conjunto de icebergs y montañas.

Todo este caos primigenio también tenía su opuesto en Audhumbla, quien poseía una naturaleza animal mucho más avanzada que la de Ymir capaz de alimentar el caos, pero al mismo tiempo de purificarlo al lamer la escarcha y abrir camino para la aparición a una nueva clase de seres, esta vez vinculados al orden y a la evolución del cosmos. Lo anterior puede verse en el tiempo que tuvo que pasar para que los nuevos dioses pudieran asesinar al caos primigenio que encarnaba la figura de Ymir, para lo cual tuvo que aparecer Buri, nacer Bor y finalmente entrar en escena Odín, Vile y Ve.

Esta historia es un relato acerca del triunfo del orden frente al caos por medio de la aparición de una trinidad poseedora de una casi infinita potencia creadora, cuyo poder se expresaba en el espíritu, la voluntad y la santidad. Así, el espíritu era el encargado de dar vida, la voluntad daba la posibilidad de crear y la santidad desterraba la impureza y el mal. No obstante, es muy interesante el hecho de que Odín, Vile y Ve solo aparezcan como hermanos y aliados durante la creación, puesto que posteriormente se fusionan en Odín y no son mencionados de nuevo en ningún otro pasaje de la mitología nórdica.

Se podría decir que Vile y Ve son solo formas diferentes de un mismo poder divino encarnado en Odín. Aun así, las amenazas a la vida y el orden no cesaron con la muerte de Ymir y el gran diluvio, puesto que la influencia de los gigantes siguió activa, percibiéndose esta fácilmente en la dureza de la naturaleza que como los gigantes busca destruir el orden edificado por los Aesir. Aun con todas las defensas que los dioses erigieron para Midgard, los gigantes lograban colarse y establecer sus moradas en las montañas congeladas y desoladas, en los desiertos y en general en todos los territorios yermos, por lo que su ira era identificada con el frío invierno, la nieve, el hielo y todos aquellos fenómenos naturales hostiles a la fertilidad de la tierra y la vida.

Los dioses y la edad de oro

Luego de la creación del universo, Odín nombró unos gobernantes encargados de construir los aposentos de los dioses en Asgard, estos personajes se reunieron en las llanuras de Ida (lugar de reunión de los dioses) que es el centro de Asgard, con el objetivo de edificar un patio o sala donde estarían ubicadas las doce sedes destinadas para los dioses Aesir. A su vez, también debían construir un trono (Hildskjalf) para Odín desde donde pudiera ver los nueve mundos, dado que este era concebido como el padre de todas las cosas. Esta sala hecha de oro que tenía por nombre Gladsheim (morada de la alegría) estaría habitada por los dioses masculinos, mientas que a su lado se construiría un santuario para todas las diosas (en total unas 24) llamado Vingolf (suelo del amigo).También se erigió una forja con todas las herramientas necesarias para su uso, martillos, pinzas y yunques, con los que los dioses fabricaron otros utensilios para trabajar los metales, la piedra y la madera. Esta época es conocida como la Edad de Oro por sus magníficas construcciones y el uso del oro para adornar las estancias de los dioses, siendo curioso que esta edad de oro termine con la llegada de las mujeres venidas de Jötunheim, quienes corrompieron una época considerada de esplendor.

Por otro lado, en la mitología nórdica se diferenciaba entre ass (dios masculino) y asynja (diosa femenina), aunque todos ellos vivían bajo el palacio de techo de oro Gimlé, cuya ubicación estaba por encima del cielo donde habitaban los Aesir. Estos dioses Aesir eran doce y respondían a los nombres de: Odín, Thor (dios del trueno y la fuerza), Balder (dios de la paz, la luz y el perdón), Tyr (dios de la guerra y el orden), Bragi (dios de la poesía y los Bardos), Heimdal (dios guardián en la mitología nórdica), Hoder (el dios ciego), Vidar (dios del silencio, la venganza y la justicia), Vali (dios de la luz eterna), Ull (dios del invierno, la caza y la arquería), Forseti (dios de la justicia, la paz y la verdad) y Loki (el origen de todo fraude), aunque este último bien podría ser un gigante.

Genealogía de los dioses Aesir

Los Aesir estaban relacionados con el mundo bélico, la guerra, las armas y el poder que deviene de estas acciones humanas, al mismo tiempo, son los protectores de las artes y virtudes humanas no vinculadas con la magia como la artesanía, el arte y las artes relacionadas con la guerra. También existían otra clase de dioses llamados vanir de origen desconocido y ligados a la fertilidad, los cuales estuvieron en guerra contra los Aesir debido a que estos últimos asesinaron y quemaron en tres ocasiones a la Vanir (giganta) Gullveig, arguyendo que no aguantaban su avaricia y amor por el oro. Esto desencadenó una guerra entre ambos grupos de dioses que fue bastante encarnizada, pero que no dejaba ningún claro vencedor, cuestión que obligó a ambos bandos a firmar la paz e intercambiar rehenes para garantizar el mantenimiento de la armonía.

Esta guerra es tomada como una metáfora del eterno enfrentamiento entre los agricultores y la casta guerrera, el cual marcaba la cotidianidad de las sociedades antiguas dado el conflicto de intereses presente entre estos dos sectores de la sociedad. Los dioses vanir son: Freyja (diosa del amor, la belleza y la fertilidad), Freyr (dios de la lluvia, del sol naciente y de la fertilidad), Gerd (diosa de la fertilidad y del sexo), Kvasir (el más sabio de todos los dioses Vanir),  Lytir (dios o semidiós divino), Njörðr (dios de la tierra fértil y de la costa marina, náutica y la navegación), Nerthus (diosa de la tierra) y Skaði (diosa del invierno y cazadora). En contraposición a los Aesir, los Vanir tenían un fuerte vínculo con la naturaleza, los elementos, el mar y la fertilidad de la tierra y los seres humanos, teniendo la particularidad de poder usar la magia gracias a su facilidad para manipular los elementos naturales.

Genealogía de los dioses Vanir

Cabe aclarar que los dioses Vanir no eran adorados por los humanos antes de la guerra contra los Aesir, pues queda claro que los Vanir antes de entrar en conflicto solicitaron a los Aesir una compensación económica por sus ofensas, o bien su reconocimiento como iguales por los Aesir para ser venerados con sacrificios, tributos y reconocimiento por los seres humanos. Para firmar la paz, Aesir y Vanir escupieron en un caldero generando una bebida de la que surgió el dios Kvasir, la deidad que sería considerada la más sabia entre la familia de los Vanir y que más tarde estaría vinculada al surgimiento del hidromiel. No obstante, desacuerdos en el trato que sufrían los Vanir rehenes en Asgard y el descubrimiento de que estos habían sido engañados por los Aesir, quienes como parte del tratado de paz habían prometido enviar a los Vanir dos sabios, el gigante Mimir y el Aesir Hoenir, promesa que fue incumplida al ser Mimir el único con una gran sabiduría. Esta treta provocó que Mimir fuera asesinado por los Vanir y que su cabeza fuera enviada a Odín como represalia por el engaño que habían sufrido. Aquello amenazó con el inicio de una nueva guerra, por lo que Odín decidió que era justo que los Vanir tuvieran la misma condición de los Aesir en su relación con los humanos, obteniendo los rehenes Vanir territorios en Asgard, cargos importantes y armas y aparejos hasta entonces reservados para los Aesir.

Freya sería la diosa Vanir más beneficiada por este nuevo trato, pues obtuvo un gran salón y un grandioso palacio, junto al control sobre la mitad de los muertos en batalla que eran llevados a sus aposentos por su ejército de valientes mujeres guerreras llamadas valkirias. Por su parte, en Asgard estaba ubicado el Valhala una sala cuyas columnas eran lanzas que sostenían un techo hecho de escudos y estaba adornado por bancos cubiertos por cotas de malla. Allí llegaba la otra mitad de los hombres heridos por las armas o caídos en el campo de batalla, los cuales eran recogidos por Odín y las valquirias después de su muerte. En el Valhalla todos los elegidos se dedicaban a luchar, comer y beber hasta el hastío, en espera a poder cumplir su destino de ayudar a Odín durante la gran batalla que se desencadenaría en el Ragnarok. Las valkirias más famosas son: Brynhildr (armadura), Hilda (batalla o lucha), Sigdrífa (la portadora de la victoria), Sigrún (la que concede la victoria), Sváva, Oldún, Svanhvít, Alvitr (encargadas de ofrecer el hidromiel a los caídos en el Valhalla) y la hija de Thor llamada brúór (fuerza).

Cabalgata de las Valquirias

Odín y sus mitos

Odín es el dios más importante de la mitología nórdica, aunque no por ello el más adorado y popular en la época pagana, en realidad ese título le pertenecía a Thor y Freya quienes cumplían roles más inmediatos para las necesidades de los pueblos nórdicos. No obstante, la enorme cantidad de nombres, artefactos y títulos que posee Odín, nos habla de su importancia en la cosmogonía nórdica y en aspectos vitales para estas sociedades como son la ferocidad, el valor en combate, la sabiduría, la paternidad, entre otros factores cruciales para su desarrollo como comunidades. Aunque tal vez su papel más relevante es el de ser el espíritu de la vida que se insertaba en toda la materia animada o inanimada, por lo que su participación era necesaria para poner en marcha la vida misma y garantizar la organización social.

Para definir de manera concisa a Odín, cabe decir que este personaje es un prototipo de equilibrio entre el poder físico, mágico y proveniente del estatus, con la búsqueda insaciable del conocimiento, el lenguaje y la poesía. Además, resulta interesante que sea el único dios no Vanir capaz de usar magia de alto nivel, pudiéndose convertir en cualquier animal (algo que comparte con Zeus) y teniendo acceso a conocimientos que ningún otro Aesir podría descubrir por sí mismo. Por su parte, pese a ser el dios de los guerreros su papel no parece ser el de un soldado, más bien parece ser concebido como aquel que lidera el combate haciéndose referencia de nuevo a su gran inteligencia.

Como vemos, la sabiduría es un recurso constante al hablar de Odín quien en su fase de gran mago y hechicero, debe sacrificar elementos espirituales y hasta partes de su cuerpo para obtener toda la sabiduría posible. Así, pese a que ninguna runa contiene el nombre de Odín, fue este quien tuvo que realizar distintos sacrificios para obtenerlas, interpretarles y darles un carácter mágico. Ahora bien, la imagen típica de Odín es la de un mago con el manto azul, un gran sombrero de ala ancha que tapa hasta sus ojos, un anillo mágico, una laza, un poderoso corcel de ocho patas y un sabiduría indescriptible.

En cuanto a su lanza llamada Gungnir (la Tembladora), esta fue forjada por dos enanos y contiene en su punta diversas runas que le conceden un poder mágico, esta lanza es un elemento ritual muy importante, debido a que en la antigüedad era muy común arrojar una lanza en territorio enemigo o en algún lugar del territorio propio, como un símbolo de que se declaraba oficialmente una guerra. También era común que la laza fuera una herramienta fundamental a la hora de realizar sacrificios bien sea de objetos o animales. Por su parte, el anillo Draupnir de Odín estaba relacionado con el ritual que realizaban los vikingos para llevar acabo un juramente de obediencia a los líderes, el cual se realizaba en honor al anillo de Odín como símbolo del compromiso, la palabra y la ley que encerraba este juramento.

Asimismo, Odín posee dos cuervos llamados Hugin (reflexión) y Munin (memoria), quienes a diario le informan de todo lo ocurrido en los nueve mundos, acrecentando con ello todos los días su comprensión del cosmos. Otros seres que acompañan a Odín son los lobos Freki y Geri (voraz o codicioso), los cuales son símbolos de la muerte y al igual que los cuervos son animales que recurrentemente visitan los campos de batalla en búsqueda de carroña. Aquello le permite a Odín recoger a los muertos dignos más fácilmente, gracias al instinto de estos animales que lo acompañan.

Odín
Los Cuervos Hugin (reflexión) y Munin (memoria) y los lobos Freki y Geri (voraz o codicioso)

Este vínculo entre Odín y los animales no es para nada despreciable, puesto que se conecta con los berserker (camisa de oso) o también llamados ulfhednar (piel de lobo), los cuales eran guerreros nórdicos de élite que creían que poseían una naturaleza mitad humana y mitad animal. Estos guerreros entraban a los campos de batalla encolerizados y con la creencia de ser inmunes a las heridas provocadas por las armas convencionales, esto debido a una combinación de sustancias estupefacientes, drogas o setas alucinógenas que les permitía entrar en un trance que ellos relacionaban con la protección de Odín.

Berserker (camisa de oso) o ulfhednar (piel de lobo)

Odín y el sacrificio por el conocimiento. El origen de las runas

Los mitos sobre cómo Odín obtuvo la sabiduría son algunos de los más importantes relatos de la mitología nórdica, en estos Odín obtuvo toda la sabiduría requerida para poder actuar, reflexionar sobre sus actos y transmitir su conocimiento a los otros. Esto último es crucial pues a Odín se lo vincula con el papel de la figura paterna como transmisor de la tradición y el conocimiento, mientras que al mismo tiempo es considerado el causante de que exista la poesía, la escritura y hasta cierto punto la memoria. Aun así, esta sabiduría no se obtuvo de manera gratuita sino que requirió un enorme sacrificio por parte de Odín, quien tuvo que permanecer colgado por el cuello de las raíces del Yggdrasil durante nueve noches contemplando las inconmensurables profundidades de Niflheim, para luego de esto auto infligirse una herida con su propia lanza en un sacrifico ritual que le dio acceso a la sabiduría que buscaba. Estas nueve noches son entendidas por muchos expertos como una analogía a los nueve meses que pasa un bebe en el vientre de su madre, esperando el momento en que alcance el desarrollo suficiente para poder experimentar el mundo.

Durante todo este tiempo Odín permaneció sin comer o beber nada, en una situación que lo acercó a la condición de los que menos tienen, sin embargo, su sacrificio le permitió al noveno día recoger las runas y entender la magia. No es de extrañar que los nórdicos pensaran que toda empresa en tiempos de paz o guerra partía del conocimiento de Odín, pues de él se desprendía la ciencia, dado que su naturaleza encarna el viaje infinito que debe emprender la humanidad para acceder al ilimitado conocimiento que por ahora está fuera de nuestro alcance. En este sentido, Odín como inventor de las runas representa la cúspide de la inteligencia del cosmos al conectar al mundo con la magia, ya que este primer alfabeto usado por las sociedades nórdicas estaba unido íntimamente con el misterio, la adivinación y la magia.

En un principio estas runas tenían un valor ritual aunque rápidamente sirvieron para realizar inscripciones, puesto que una vez Odín dominó su uso talló runas mágicas sobre todas las cosas animadas e inanimadas, siendo esto una referencia a la capacidad de las palabras para representar todo lo que existe. Sin embargo, el sentido original de la palabra runa no era claro para los nórdicos y comúnmente se usaba para señalar aquello que es misterioso, tal y como puede ser un sueño, una doctrina, un discurso o un escrito misterioso.

Igualmente, las runas de Odín son representadas como una muestra del poder y la sabiduría con que este gobierna la naturaleza y los fenómenos que la componen, puesto que a través de las runas Odín puede subyugar y manipular la naturaleza física. Esto quiere decir que Odín adquiere con las runas control del viento, el mar, el fuego, el espíritu de los humanos, el odio entre enemigos, el amor entre dos seres y demás aspectos de la vida terrenal y espiritual en la tierra, en la medida de que todas las cosas en el cielo y la tierra fueron grabadas con una runa para ser nombradas.

Odín colgado del Yggdrasil

El Manantial de Mimir y la fuente de la sabiduría

En los albores del tiempo Odín deseando ser más sabio decidió visitar el manantial de Mimir (Memoria), el cual era considerado la fuente del ingenio y la sabiduría, teniendo este un poder tan enorme que incluso podía reflejar en sus aguas el futuro. Sin embargo, Mimir consciente del valor del conocimiento que custodiaba se rehusó a concederlo sin exigir nada a cambio, razón que lo llevó a pedir a Odín uno de sus ojos como forma de sellar un pacto, procediendo a arrojarlo al agua con el fin de que este se hundiera en el fondo del manantial. Luego de esto Mimir dejó beber a Odín de las aguas sin que este se arrepentirse en ningún momento de su sacrificio, tal y como indica el hecho de que luego de este acto decidió arrancar una rama del Yggdrasil que daba sombra al manantial, usándola para fabricar su lanza Gungir que sería determinante para el devenir de la mitología nórdica.

Ahora bien, el ojo que entregó Odín a Mimir es al parecer una representación del sol que se esconde cada anochecer en el océano, lo que explicaría por qué Mimir arrojó a lo profundo de la fuente el ojo que había recibido. En este sentido, al igual que el sol que se hunde en el abismo en búsqueda de sus secretos, Odín adquiría con este acto la sabiduría que tanto deseaba. Por su parte, recordemos que Mimir significa memoria siendo esta el eje articulador de las sociedades antiguas que privilegiaban la oralidad, pues era la única manera de conservar los logros y descubrimientos del pasado, el recuerdo de los ancestros y los vínculos de la sociedad. Se podría decir entonces que Odín se sumerge en las profundidades del pasado para recuperar los recuerdos dorados, los cuales han sido desarrollados a través de la historia y la experiencia humana desde los orígenes de la humanidad. Por último, este también es un relato que habla de la constante lucha de los humanos por adquirir la ciencia, recorriendo un camino lleno de dificultades que debe ser sorteado para que el espíritu se perfeccione tras un lento avance hacia el futuro.

Manantial de Mimir

Odín, la hidromiel y la aparición de la poesía

La última de las historias que trataremos sobre Odín y la sabiduría está relacionada con la aparición de la hidromiel (cerveza) y la poesía, ambos elementos constitutivos de la cultura nórdica. Esta historia que ocurre en el poema eddico Hávamál, se nos cuenta que Odín robo la hidromiel del gigante Suttung, quien la había dejado a resguardo de su hija Gunnlod luego de haberla recibido como compensación de los enanos por la muerte accidental y el asesinato de varios de sus parientes, incluyendo su padre Gilling y su madre. Ahora bien, se dice que los enanos Fjalar y Galar habían preparado la hidromiel con una mescla de miel y la sangre del dios Vanir Kvasir luego de asesinarlo, un dios vinculado con la sabiduría que había nacido de la saliva de los dioses Aesir y Vanir al momento de sellar su acuerdo de paz.

Este poderoso líquido que dotaba a cualquiera que lo bebiera de una enorme inteligencia y una gran sabiduría, era custodiado por los enanos como un tesoro debido entre otras cosas a su vínculo con la poesía. Posteriormente, tras mucho tiempo Fjalar y Galar permitieron que el gigante Gilling y su esposa vivieran con ellos a cambio de protegerlos, sellando con eso una cadena de eventos que pondrían la hidromiel en manos de Odín.
La historia continua contándonos que en una ocasión Fjalar y Galar invitaron a pescar al gigante Gilling, produciéndose un accidente que volcó el bote en que todos iban navegando, cuestión que terminó con la muerte de Gilling por ahogamiento a causa de que este no sabía nadar. Hasta este punto los enanos no habían sido culpables de la muerte del gigante, sin embargo, luego de que estos le contasen lo sucedido a su esposa, esta comenzó a llorar durante muchísimo tiempo superando la paciencia de Fjalar y Galar. Estos le sugirieron a la giganta que intentara acudir al lugar de fallecimiento de Gilling para calmar su dolor, pero una vez que esta iba saliendo de la casa de los enanos, Galar decidió propinarle sin previo aviso un golpe por la espalda con una piedra que le causó la muerte.

Como es natural para la época Suttung buscó venganza por estos actos, secuestrando a los dos enanos y llevándolos en barco hasta un peñasco que inevitablemente se hundiría por la marea, amenazando a los enanos con abandonarlos para que encontraran su muerte. Viendo su situación Fjalar y Galar rogaron por su vida y ofrecieron a Suttung la hidromiel a cambio de su supervivencia, aceptando este encantado el trato como compensación por la muerte de sus familiares. Enterado Odín de todo esto decidió visitar el territorio de Suttung, encontrándose en el camino con nueve trolls que estaban trabajando en los campos sin mucho éxito, debido a que sus guadañas no tenían filo. Odín aprovechándose de la poca inteligencia de estos seres, se ofreció a afilar las herramientas sorprendiendo a los trolls por la eficiencia de sus guadañas después de esto.

En consecuencia, los trolls se ofrecieron a comprar la piedra con que Odín había afilado sus herramientas, a lo que este aceptó pero sin cobrarles nada por ella, solo la arrojó para que estos en el intento de agarrarla terminaran peleando y asesinándose entre ellos debido a que el filo de sus cegadoras súbitamente cortó sus gargantas. Luego de esto el dueño de las tierras Baugi hermano de Suttung, quedó desconcertado al perder toda su fuerza de trabajo, por lo que Odín quien se había presentado como Bolverk se ofreció a ayudarlo con el trabajo restante. Baugi que al parecer tampoco era muy listo, no notó o ignoró que Bolverk significa malvado, por lo que acepto la oferta de Odín quien solo exigía por su servicio un trago de la hidromiel.

Fjalar y Galar haciendo hidromiel con la sangre de Kvasir
Hidromiel
Suttung

Aun con todo, Baugi respondió que no podría darle a probar la hidromiel sin la autorización de Suttung, el cual se negó rotundamente a compartir su tesoro con un Aesir. Aquello no frenó a Odín quien propuso a Baugi abrir un agujero en la montaña para llegar a los aposentos de Gunnlod, por lo que una vez terminado Odín se convirtió en serpiente y se arrastró por este pequeño espacio. Luego de tres días en los que Odín en su forma de serpiente intentó convencer a Gunnlod de que le permitiera beber un poco de hidromiel (algunas versiones dicen que fue en forma humanoide y tras tres días de sexo), esta se lo permitió sin tener idea de que este ser no era más que una de las tantas formas de Odín. Aprovechando el momento Odín bebió tres grandes sorbos que agotaron la bebida, para luego transformarse en un águila y volar rápidamente en dirección a Asgard.

Suttung al darse cuenta de lo sucedido persiguió a Odín hasta los límites de Asgard, encontrando la muerte en el camino por causas no muy claras. Una vez en Asgard Odín escupió el hidromiel en un recipiente que los dioses habían preparado, dejando caer un poco en un río que con el tiempo llegó a manos de los humanos, descubriendo así la humanidad la poesía y la música. Con este mito, los nórdicos explicaban también como alguien sin demasiado conocimiento podía llegar a comprender la poesía e incluso componerla, todo ello motivado en parte por el uso de la cerveza como fuente de inspiración para muchos poetas. Algo particular de este mito es que nos muestra aspectos menos gloriosos de Odín como pueden ser la astucia, el oportunismo y la traición, valores que comúnmente no son relacionados con el padre de todas las cosas.

Baugi y Bolverk
Odín y la Hidromiel
Gunnlod y Odín

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