Historia del islam. Parte 1

El islam fue la última de las tres grandes religiones abrahámicas en aparecer, cuando el Profeta Muhammad ibn Abdallah conocido en español como Mahoma, recibió en el ramadán del 610 d. C. un conjunto de revelaciones dadas por el arcángel San Gabriel, mientras estaba reflexionando en una cueva en la cumbre del monte Hira a las afueras de La Meca. En este lugar Mahoma se dedicaba a rezar, ayunar y dar limosna a los pobres, en un momento en que las sociedades árabes pasaban por una compleja crisis de identidad. Ahora bien, Mahoma nació alrededor del 570 en La Meca dentro de la tribu árabe de los Quraysíes, pero sus padres morirían durante su infancia quedando bajo la protección de su tío paterno Abu Tálib, un líder de los Quraysíes con una importante influencia sobre el gobierno de La Meca. Durante su juventud se dice que Mahoma trabajó como pastor, asalariado y mercader, siendo en esta última profesión donde conocería a su esposa Jadiya cuya edad no está del todo clara (algunos dicen que 28 años y otros que 40). Jadiya era una rica comerciante viuda para la cual Mahoma trabajó, pidiéndole este matrimonio en el 595. En cuanto al contexto en el que se desenvolvió Mahoma, se puede decir que habitó Arabia en un momento de gran desarrollo económico fruto del comercio, del cual la tribu de los Quraysíes a la que pertenecía se había beneficiado especialmente, convirtiendo a La Meca en una floreciente ciudad mercantil que aglomeraba considerables riquezas.

Mahoma (570-632)
Quraysíes de La Meca
Jadiya (555-619)
La Meca

Sin embargo, este boom económico había desembocado en que muchos de los valores tradicionales de las tribus árabes se fueran perdiendo, dejándose cada vez más atrás cuestiones como el deber de cuidar a los miembros más débiles de la tribu, mientras que al mismo tiempo las relaciones sociales se fundamentaban más en lo económico por sobre los códigos morales tribales. Por otro lado, los árabes ya habían establecido contacto con el judaísmo y el cristianismo de los imperios bizantino y persa, las cuales eran sociedades mucho más sofisticadas a nivel militar, social, político, económico y religioso, por lo cual para muchos la adoración de un único dios se empezó a ver como un tema de progreso civilizatorio. Bajo este contexto numerosos árabes comenzaron a creer que su dios pagano al-lla (El Dios), no era más que otra forma del Dios que adoraban cristianos y judíos, siendo esto algo especialmente importante para los árabes, pues en sus contactos con estas dos religiones se los concebía como un pueblo que había quedado por fuera del plan divino.

Imperio bizantino y persa sasánida hacia el 650

Otro factor que contribuyó a que muchas tribus árabes aceptaran el islam en sus orígenes, es que para el siglo XVI Arabia era un territorio dominado por las luchas internas, las cuales generaban ciclos de asesinatos, venganzas y contra venganzas, cuya virulencia hacía pensar a muchos que los árabes eran un pueblo perdido y aislado de la civilización. Ahora bien, luego de haber recibido las revelaciones en el 610 d.C., Mahoma pasó dos años hasta empezar a predicar en público en el 612, convirtiendo a un pequeño número de personas entre las que se encontraban su joven primo Alí ibn Abu Talib, su amigo Abu Bakr, el joven mercader Uzman ibn Affan de la poderosa familia Omeya, un número importante de mujeres, miembros de clanes pobres y árabes descontentos con las crecientes desigualdades que dominaban la cotidianidad en La Meca.

Alí ibn Abu Talib (599-661)
Abu Bakr (573-634)
Uzman ibn Affan (576-656)

Por otro lado, las enseñanzas de Mahoma no se alejaban demasiado de las tradiciones árabes, al tiempo que las ideas del monoteísmo, el juicio de Dios y el fin del mundo, ya eran conceptos familiares a los árabes por sus viajes y contactos con cristianos y judíos. En este sentido, Mahoma no creía que estaba fundando una nueva religión, sino que estaba recuperando una antigua fe de un Dios único para los árabes, los cuales no habían tenido hasta entonces un profeta propio. Algunos de sus principios incluían el no concentrar excesivas riquezas para sí mismo, crear una sociedad que protegiera a los débiles y vulnerables y respetar al prójimo. Las enseñanzas fundamentales de las nuevas escrituras recibieron el nombre de quran o Corán (recitación), puesto que los creyentes quienes eran en su mayoría analfabetos (incluyendo al propio Mahoma), recibían las enseñanzas mediante la lectura pública de los capítulos o suras que recogían las palabras que le habían sido reveladas al Profeta. Así, el Corán fue revelado a Mahoma durante los veintiún años siguientes al 610, siendo el Profeta un atento observador de los problemas presentes en las sociedades árabes, a fin de proporcionar una solución que fuera no solo políticamente viable, sino también espiritualmente renovadora.

Corán
Pídele a Allah que tenga misericordia

Además, el Corán también fue concebido como una nueva forma de poesía árabe, la cual atrajo a personajes como Umar ibn al-Jattab, un firme defensor del antiguo paganismo y de la idea de erradicación a esta nueva secta, quien afirmó que: ´´Cuando escuché el Corán mi corazón se ablandó y lloré, y el islam entró en mí´´. En consecuencia, conforme se fue consolidando el culto a las enseñanzas de Mahoma, esta naciente secta obtuvo el nombre de Islam que significa entrega, definiendo al musulmán como aquel hombre o mujer que realizaba un acto completo de sumisión a Alá, quien a su vez exigía que los seres humanos se comportaran con justicia, equidad y compasión entre sí. Dicha sumisión queda representada en las postraciones que los musulmanes deben hacer durante la oración ritual que realizan a diario (azalá), las cuales en principio eran llevadas a cabo tres veces al día, pero que con el tiempo aumentaron a cinco.

Estas oraciones son muy importantes porque representan un gran cambio de paradigma en las sociedades árabes, dado que la ética tradicional de sus tribus no concebía la posibilidad de la monarquía, siendo el acto de postrarse en la tierra como los esclavos para reconocer la preeminencia de otra persona, una humillación difícilmente asimilable para un árabe preislámico. De alguna manera las postraciones se veían como una forma de contrarrestar la arrogancia y la autosuficiencia de los clanes en La Meca, llamando a los musulmanes a desprenderse de su orgullo y egoísmo en pos de recordar que ante Dios no eran nada. Igualmente, el Corán exigía a los musulmanes ofrecer limosna a los pobres, ayunar durante el ramadán y la responsabilidad de construir una comunidad o umna, la cual debía estar regida por la compasión y la distribución justa de la riqueza entre sus miembros.

Azalá u oraciones diarias

Algo particular es que la discusión acerca de los dogmas teológicos se dejaba en un segundo plano, al considerar esto como una cuestión poco fructífera sobre la que no se podría llegar a ninguna conclusión consistente. En realidad, se prestaba mucha más atención al concepto de la yihad interna, cuyo fundamento era el vivir de manera acorde a los principios que Dios había dispuesto para los seres humanos, en la medida de que el bienestar político y social tenían dentro de la umma un valor de sacramento. Esto quiere decir que si la umma progresaba era sinónimo de que vivía como una autentica comunidad musulmana, puesto que su éxito era consecuencia de su total entrega al mandato divino.

Esta visión mucho más general e integradora de la organización social y la religión, fue dejando poco a poco atrás a diversos cultos locales, pues para la época las religiones monoteístas se habían planteado como una mejor solución a los fenómenos que afrontaban las sociedades del siglo VI. Dinámicas como aportar un discurso que ofreciera una alternativa a la injusticia de las sociedades de la época, las cuales se basaban casi por completo en el excedente de productos agrícolas y el trabajo campesino, quienes por naturaleza no poseían acceso a la cultura o los lujos de las élites, convertía a las religiones monoteístas en una fuente de esperanza para una población marcada por la carencia y la necesidad de solidaridad comunal.

Umma
Imperios agrícolas premodernos

Tengamos en cuenta que el clima también jugaba un hándicap contra los árabes en la península, debido a que las sociedades árabes difícilmente podían llegar a conseguir el excedente suficiente para equipararse con los grandes imperios de la época o siquiera alcanzar su seguridad alimentaria. La única fuente estable de recursos para los árabes era el comercio, pero este solo era accesible para un número reducido de personas con los recursos suficientes para establecer rutas mercantes y caravanas, rompiendo con muchos de los pilares de la organización tradicional de las tribus, como puede ser la igualdad entre todos sus miembros. En este punto, las enseñanzas de Mahoma no exigían que sus miembros rechazaran la tradición, realizando sincretismos con los ritos paganos, pero instando a que se adorara a Alá por encima de dioses como Manat, al-Lat y al-Uzza, al ser estos concebidos como débiles y en última instancia lastres para los pueblos que los adoraban, al no poder protegerlos adecuadamente. Hasta entonces los árabes eran politeístas y animistas que creían en espíritus de la naturaleza y en genios como los Djinn que surgían de los arboles, las piedras o los remolinos de arena. Entre muchos otros dioses que variaban según la tribu que se investigue. Ahora bien, según el Corán las antiguas religiones no brindaban soluciones reales a los problemas de Arabia, puesto que esta se sumergía en el malestar espiritual, las guerras inacabables y destructivas, la injusticia y el deterioro de las tradiciones y los códigos tribales de los árabes. En contrapartida, Mahoma predicaba la veneración de un solo Dios y la construcción de una umma unificada, gobernada por la justicia y la igualdad, objetivo que llamó la atención de muchas personas descontentas con el estado de las cosas en las sociedades árabes.

Manat (diosa del destino, la vida y la muerte), al-Lat (diosa del sol) y al-Uzza (personificación del alba)
Tierras cultivables en la Península arábiga

Del mismo modo, en un principio el Corán no afirmó que su existencia implicaba eliminar las antiguas religiones monoteístas o entrar en conflicto con los profetas del judaísmo o el cristianismo, pues su mensaje formaba parte del defendido por Abraham, Moisés, David, Salomón o Jesús. Esto quiere decir que Mahoma nunca exigió que judíos o cristianos se convirtieran al islam, aunque es innegable que posteriormente hubo presiones directas e indirectas para que las personas se convirtieran a esta religión. No obstante, en los orígenes del islam existieron principios que afirmaban que no cabía la coacción en materia de religión, que llamaban al respeto por las creencias de las gentes del libro y el reconocimiento de las revelaciones que estos habían recibido por parte de sus profetas.

Dicho de otra manera, para Mahoma una ruptura violenta del pasado y la religión de los demás grupos de la península sería algo contraproducente, pues para las sociedades pre modernas la continuidad era algo muy importante, al punto que un radicalismo exacerbado de sus enseñanzas podría poner en peligro la aceptación de las mismas. Un ejemplo de esto es que la peregrinación a La Meca era un ritual que se realizaba muchísimo antes del surgimiento del Islam, respondiendo a religiones paganas locales, donde los árabes visitaban un santuario en forma de cubo situado en el corazón de La Meca conocido como Kaaba. No obstante, la interpretación original de este espacio no ha sobrevivido hasta la actualidad.

Religiones del libro
Kaaba en la La Meca

El culto a la Kaaba, implicaba que los árabes debían peregrinar a La Meca cada año desde toda la península, estando completamente prohibida cualquier forma de violencia, llevar armas, discutir, cazar, matar un insecto o hacer juegos de palabras, con el fin de evitar cualquier conflicto en este periodo de peregrinaje y culto a los dioses. Dicho periodo de paz servía para garantizar ciertos niveles de identidad y unidad dentro de Arabia, mientras que al mismo tiempo permitía que existiera en La Meca un espacio propicio para el comercio, sin el temor a represalias o a guerras de venganza tan comunes entre las tribus árabes. Mahoma sería un fiel seguidor de este ritual, en el que recitaba el Corán junto a la Kaaba, instando a la umma a que realizara esta actividad anualmente, en un intento de vincular progresivamente al santuario con la adoración de Alá como Dios supremo.

Con ello se buscó instaurar la idea de que Alá era la verdadera divinidad adorada por los monoteístas de la umma, los árabes convertidos al cristianismo y hasta los paganos. En consecuencia, para el 616 Mahoma había logrado convertir a unas 70 familias, entrando en los radares de los dirigentes de La Meca, quienes lo concebían como un charlatán que fingía ser profeta y deshonraba la religión de sus padres. Uno de los puntos más polémicos era la concepción del Juicio Final del Corán, puesto que los árabes no creían en la idea del más allá, haciendo que todo aquello sonara a mentiras y patrañas. Igualmente, cuestiones como que en el final de los días la riqueza y el poder de los individuos dentro de las tribus no los ayudaría a encontrar la salvación, pues todos los humanos serían juzgados por su propios méritos, ponían en riesgo el orden jerárquico establecido y las relaciones de poder que sostenían a las élites árabes de la época.

Peregrinaje a La Meca
Fin del mundo en el islam

Aunado a esto, años de concentración de la riqueza y de control de los quraysíes de los rituales religiosos y la política de La Meca, hacían imposible que estos aceptaran de buena gana todas las premisas del Corán, incluyendo el igualitarismo y la humildad. Además, en las élites de esta tribu creció el temor de que en el fondo Mahoma quisiera apoderarse del liderazgo de La Meca, pese a que en el Corán se insistía en que el Profeta no cumplía ninguna función política, pues solo debía dedicarse a servir como nadhir o guía. Sin embrago, la pregunta para estos líderes era: ¿durante cuánto tiempo una persona que decía recibir instrucciones de Alá, mantendría su obediencia a los poderes terrenales que ellos representaban?.

Con esto en mente, las autoridades impusieron un boicot al clan de Mahoma que consistía en que los quraysíes no podía casarse o comerciar con los musulmanes, dinámica que implicaba entre otras cosas que nadie podía venderles alimentos. Esta medida duraría dos años, arruinando a muchos musulmanes e incluso se cree que pudo haber influido en la muerte de Jadiya la esposa de Mahoma. Igualmente, los esclavos que se habían convertido al islam sufrieron crueles tratos que incluían ser atados y dejados bajo el ardiente sol, lo que muestra que la persecución en contra de los seguidores de Mahoma estaba en pleno auge. Aun así, el mayor peligro para el Profeta vino cuando en el 619 falleció su tío y protector, Abu Talib, dejándolo sin ningún familiar que pudiera ejercer la tradición de la venganza en caso de que este fuera asesinado. En otras palabras, si alguien decidía asesinar a Mahoma podría salir más o menos impune de tal acto, al ya no estar este protegido por las tradiciones tribales árabes.

Abu Tálib ibn Abd al-Muttálib (539-619)
Mahoma es defendido por su suegro Abu Bakr. Miniatura turca del siglo XVI

Por todo aquello, la situación en La Meca se volvió insostenible y obligó a Mahoma a abandonar la ciudad en una migración conocida como la hégira, luego de establecer vínculos en el 620 con algunos jefes tribales de la región de Yatrib, una población agrícola relativamente lejana de la Meca. Estos poblados estaban compuestos por tribus nómadas que se habían asentado en estos territorios, pero que no les había sido posible abandonar la tradición de guerras constantes propia de las estepas, por lo que una opción que les permitiera convivir en paz era muy bien recibida por sus líderes. En consecuencia, los Yatrib vieron en las enseñanzas de Mahoma una forma de unificar su pueblo y frenar las luchas internas, puesto que ya muchos de ellos estaban acostumbrados al monoteísmo al haberse convertido al judaísmo o ser descendientes de judíos. Así, los Yatrib se convirtieron en masa al islam y prometieron no luchar entre sí, pues las armas estarían destinadas a defenderse de sus enemigos comunes. Yatrib seria rebautizada en el 632 como al-Medina (la Ciudad), puesto que se convirtió en el ejemplo de la perfecta sociedad musulmana.

Por consiguiente, desde el 622 las familias musulmanas de La Meca escaparon en la hégira hacia Medina, dando inicio al islam como un movimiento histórico que cambiaría para siempre el devenir del mundo. Ahora bien, la hégira no puede ser vista únicamente como un traslado de domicilio, puesto que para las sociedades árabes de la época darle la espalda a la propia tribu para unirse a otro grupo, era considerado una afrenta gigantesca que debía ser vengada. Esto llevó a los quraysíes a jurar que exterminarían a la umma en Yatrib, pues para entonces Mahoma se había convertido en jefe de un conjunto de grupos tribales que no estaban vinculados por sangre sino por una ideología compartida, constituyéndose como una comunidad nunca antes vista en las sociedades árabes de la península.

Hégira
Emigración a Yatrib

Hay que tener en cuenta que la umma poseía una adscripción voluntaria que subvertía los lazos mismos que mantenían la tribu árabe tradicional unida, debido a que en la umma musulmanes, paganos y judíos podían pertenecer a una especie de súper tribu, cuya máxima era no luchar entre sus miembros y protegerse entre sí. De alguna manera con estas ideas se establecieron las bases para crear en el futuro un Estado más o menos unificado, en una tierra caracterizada por la guerra y la fragmentación. Por su parte, a diferencia de la Iglesia cristiana donde se diferenciaban las actividades mundanas de las ligadas únicamente a las cuestiones religiosas, en el islam ninguna actividad humana esta desligada de la religión, haciendo que la dicotomía entre lo sagrado y lo terrenal se difuminara, pues la política, la sexualidad, el culto y la cotidianidad podían reflexionarse y estar sometidas a normas religiosas.

Así, la totalidad de la vida era en potencia sagrada y susceptible de articularse al ámbito de lo divino, pues el objetivo del Islam es el taw-hid que se traduce como ´´que forma uno´´. Esto permitía construir una comunidad unificada en torno a la figura todopoderosa de Dios, sirviendo por tanto para establecer identidades y cuerpos políticos más amplios que la mera tribu tradicional del mundo árabe de la época. No obstante, para unificar a las tribus árabes que se unieron a la umma, Mahoma también recurrió a los matrimonios concertados que vinculaban su familia a la de personajes prominentes de las tribus aliadas, por lo que la poligamia no era vista tanto como una cuestión de disfrutes sexuales, sino como una forma de crear lazos fuertes entre los miembros de la umma.

Tawhid (que forma uno)

Todo esto genera una discusión interesante puesto que da una visión particular al papel de la mujer en los orígenes del islam, en la medida de que estas podían cumplir un papel mucho más importante que el que podemos observar hoy en muchos países musulmanes. Un ejemplo de aquello es que Mahoma frecuentemente llevaba consigo a sus expediciones a algunas de sus esposas, pedía su consejo y tomaba muy en serio su opinión en cuestiones trascendentales. Asimismo, el Corán otorgó a las mujeres el derecho a heredar y a divorciarse siglos antes de que las mujeres occidentales alcanzaran dicho estatus, aunque es innegable que este también contemplaba cierto grado de segregación y el uso del velo para las mujeres del Profeta. Aun así, en primera instancia el uso del velo no se exigía para todas las mujeres, como tampoco su aislamiento en una parte separada del hogar, siendo todas estas costumbres adoptadas tres o cuatro generaciones después de la muerte del Profeta, gracias al contacto con otros pueblos a lo largo de la expansión del islam.

Igualmente, un factor que promovía la poligamia era la gran cantidad de hombres que morían en batalla contra La Meca, dejando por tanto a muchas mujeres sin protectores en una sociedad marcada por su carácter patriarcal. Por ello, los hombres podían casarse con hasta 4 esposas siempre y cuando fuesen capaces de tratarlas con absoluta igualdad en sus necesidades, cuestión que hace pensar que fue con el tiempo y el acercamiento del Islam a estructuras sociales cada vez más jerarquizadas y patriarcales, cuando se otorgó el papel que hoy tienen las mujeres en muchos de los países musulmanes. Un indicio de esta teoría es que la tradición de la poligamia poco a poco fue cambiando con el contacto con los persas, pasando de ser algo meramente práctico por cuestiones políticas a convertirse en harenes multitudinarios propios de la cultura persa.

Jadiya (555-619)
Niqab o velo integral

Por otro lado, algo que vale la pena resaltar es que Mahoma buscó acercar en repetidas ocasiones sus enseñanzas al judaísmo, pero debido a que según las creencias de estos la época de los profetas ya había concluido, las autoridades judías se negaron a aceptar a Mahoma como un nuevo profeta. Sin embargo, durante sus contactos con pequeños clanes judíos amistosos a la umma, Mahoma aumentó sus conocimientos sobre las escrituras judías, pudiendo establecer el origen de los árabes en el primer hijo de Abraham, Ismael, quien luego de ser expulsado de su hogar deambuló por el desierto hasta casi morir, siendo salvado por el arcángel Gabriel quien les indicó a él y su madre donde había un oasis, fundando posteriormente en ese lugar la ciudad de La Meca. Más tarde Ismael sería visitado por Abraham y juntos reconstruirían la Kaaba. Aun así, para el 624 resultó claro para Mahoma que los judíos de Media no aceptarían su presencia y la de los musulmanes, por lo que durante la azalá dijo a sus fieles que rezaran mirando a La Meca y no hacia Jerusalén, rompiendo así cualquier lazo que uniera al islam con el judaísmo o el cristianismo. En sus palabras, los musulmanes estaban volviendo al originario monoteísmo de Abraham, el cual había existido antes de la Tora o la Biblia, pero principalmente a la religión que existía antes de que la adoración de Dios se fragmentara en distintas sectas enfrentadas entre sí, dado el mensaje de unidad que defendía el islam.

Origen de judíos, cristianos y árabes

Ahora bien, para financiarse las tribus aliadas a la umma comenzaron a saquear las caravanas de los quraysíes, derrotando a las tropas de estos pese a ser más numerosas, gracias a un mando más centralizado y un ejército mucho más entrenado y organizado. Estas victorias le valieron a Mahoma la adhesión de gran cantidad de tropas beduinas, puesto que demostró que podía manejar las revueltas internas que se presentaban dentro de Medina y derrotar a los ejércitos de La Meca, en un contexto donde la derrota significaba el exterminio de sus seguidores tal y como lo indicaba la ley del desierto. De este modo, Mahoma tendría una enorme confederación tribal, cuyos miembros juraban no atacarse entre ellos y luchar a muerte contra sus enemigos mutuos, comenzando a atraer incluso a miembros de tribus rivales. Desde estos momentos grupos de judíos y cristianos ya comenzaron a vivir en los territorios controlados por la umma, sin que se presentara una discriminación desbordada hacia ellos, siempre y cuando no se rebelaran en contra del mandato de Mahoma, disfrutando de una considerable libertad religiosa a cambio de tributos especiales.

Se puede decir entonces que la enemistad entre judíos israelíes y musulmanes, no puede rastrearse mucho más allá del siglo XIX y en especial mediados del siglo XX, debido a la creación del Estado de Israel en 1948 y las dinámicas sociales, políticas, económicas y religiosas que esto trajo. Empero, esto no quiere decir que el islam fuese una religión sin contradicciones, puesto que si bien desde su doctrina se promulgada la paz, esta tenía que adaptarse a una Arabia marcada por la violencia donde la umma debía asegurar su propia supervivencia, razón por la cual las confrontaciones serían inevitables. Hay que tener en cuenta que el islam proponía un cambio social radical y un modelo de organización nunca antes visto en la península, muchas veces desplazando del poder a élites acostumbradas a controlar el destino de sus tribus y clientes.

Tribus beduinas
Caravana en Arabia

Así la unificación de Arabia se llevaría a cabo en el 630 cuando los quraysíes violaron el tratado que protegía a una de las tribus aliadas de Mahoma, acto que fue aprovechado por el Profeta para marchar a La Meca junto a un ejército de 10.000 hombres. Al ver tal fuerza los quraysíes prefirieron rendirse, abrir las puertas de la ciudad y dejar entrar a Mahoma, sin que se produjera el derramamiento de una sola gota de sangre. Una vez dentro de la ciudad Mahoma ordenó destruir los 360 ídolos paganos del santuario, consagrarlo a Alá y vincular los ritos paganos que se celebraba allí con las creencias del islam. En este proceso los quraysíes no fueron obligados a convertirse, pero la mayoría de ellos vieron que con la victoria de Mahoma sobre su ciudad, el paganismo había encontrado su decadencia final. En consecuencia, cuando Mahoma murió en el 632 casi todas las tribus de Arabia se habían unido a la umma como confederados o musulmanes conversos, principalmente debido a que de hacerlo tendrían su protección, no podrían ser atacados por otros miembros de la umma y romperían los ciclos de venganzas y contra venganzas que sostenía la tradición tribal árabe.

Toma de La Meca en el 630

Principios del islam

  1. No hay otro Dios que Alá y Mahoma es su profeta
  2. Orar cinco veces al día mirando a La Meca.
  3. Ayunar una vez al año durante el Ramadán. Además, al igual que los judíos el islam prohíbe comer carne de cerdo, el alcohol o la carne de animales muertos de forma natural y/o sacrificados a ídolos.
  4. El Zakat que consiste en pagar un tributo al califato, junto a la Sadaqa o limosna que es voluntaria.
  5. Peregrinar a La Meca al menos una vez en la vida, para dar 7 vueltas a la Kaaba y tocar la piedra negra ubicada en el centro. Las mujeres siempre deben ir acompañadas de su marido o algún familiar barón.

Los rashidun (632-661)

La llegada del islam sería un suceso que cambiaría para siempre la visión espiritual, política y ética de los árabes y las culturas con las que estos tuvieron contacto durante su expansión. Así, en el islam se instaba a sus fieles a vivir la experiencia islámica de la salvación, la cual no estaba relacionada con el pecado original como en el cristianismo, sino con la construcción de sociedades que pusieran en práctica los deseos de Dios para la humanidad. Ahora bien, por más complejo que nos parezca hoy que algún país deba vivir bajo la ley islámica, para el siglo VI el islam sirvió como una alternativa mucho más humana y pacífica que la realidad política y social de la Arabia preislámica, plagada de guerras fratricidas y venganzas que generaban complejos círculos viciosos. Además, en el islam originario habían principios de horizontalidad significativos, donde por ejemplo Mahoma nunca fue adorado como una figura divina, sino como un hombre perfecto debido a su completa entrega a los designios de Dios, los cuales le permitieron transformar la sociedad árabe y traer convivencia a sus habitantes. En este orden de ideas, el término islam está relacionado etimológicamente con salam que significa paz, por su capacidad de traer cohesión y concordia a las tribus árabes. Sin embargo, una vez que el islam se extendió por toda la península y llegada la muerte de Mahoma, surgió la pregunta de ¿cómo se podía asegurar que los musulmanes iban a seguir las premisas del Corán adecuadamente?. Para entonces la umma había crecido en tamaño y complejidad en comparación con la pequeña comunidad de Medina dirigida por el Profeta, por lo que regular la cotidianidad y relaciones entre múltiples tribus tradicionalmente enfrentadas se hizo cada vez más difícil. Hay que tener en cuenta que en esa comunidad primigenia de Medina, todos se conocían ente sí y la necesidad de una burocracia o redes de funcionarios era prácticamente inexistente, mientras que en comparación el sucesor de Mahoma debía controlar un pequeño imperio por medio de la construcción de un sistema organizativo plenamente funcional.

Guerras en la Península
Muerte de Mahoma 632

En consecuencia, los califas definidos como los sucesores y delegados del profeta Mahoma en la dirección de la comunidad musulmana, pero sin la condición de profeta que este poseía, tuvieron que afrontar situaciones que su maestro no había tenido que pensar. Los cuatro primeros califas conocidos como los rashidun o bien guiados, habían sido compañeros íntimos del Profeta en sus travesías en La Meca y Medina, por lo que eran concebidos como los más cercanos a las enseñanzas del Profeta, teniendo por tanto un gran peso en la decisión de qué forma debía adoptar la umma. Así, muchos árabes veían con recelo la creación de un Estado, pues esta organización no tenía precedentes en Arabia, otros defendían que cada grupo tribal debía elegir su propio imán o jefe para autogobernarse, mientras que los compañeros del Profeta Abu Bakr y Umar ibn al-Jattab, sostenían que la umma debía ser una comunidad unida bajo un único gobernante, tal y como lo había sido durante el gobierno del Profeta.

Abu Bakr, califa entre el 632 y el 634
Umar ibn al-Jattab

En consecuencia, Abu Bakr fue nombrado califa entre el 632 y el 634, teniendo que afrontar las llamadas Guerras Ridda o de apostasía, las cuales fueron iniciadas por varias tribus que buscaron separarse de la umma y recuperar su independencia. Estas revueltas no eran tanto una rebelión general en contra del islam, sino más una lucha política y económica de tipo tradicional, donde mucha tribus beduinas que se habían confederado con Mahoma pero no se habían interesado demasiado por convertirse, deseaban volver a sus antiguas prácticas una vez el caudillo que seguían había muerto. El mismo Profeta había advertido de esta posible problemática cuando afirmó que las alianzas formadas por cuestiones netamente políticas, no constituían una verdadera integración de las tribus confederadas a la umma, sino un trato entre dos jefes tribales como cualquier otro que se produjera en Arabia.

En este sentido, muchos jefes tribales concibieron su pacto como una relación unidireccional con Mahoma, por lo que no tendrían ninguna responsabilidad de seguir a su sucesor, pudiendo además retomar los ataques a otras tribus pertenecientes a la umma. Abu Bakr logró sofocar dichos levantamientos logrando unificar toda la península, retomando varias de las demandas de los rebeldes y omitiendo represalias contra aquellas tribus que aceptaran volver a la umma. No obstante, pese a que esto frenó en primera instancia la fragmentación del islam, todavía quedaba la pregunta de cómo reemplazar las incursiones o ghazu que habían permitido a las tribus árabes sobrevivir y prosperar al saquear a otros pueblos cercanos, puesto que ahora no podían atacar a las tribus aliadas de la umma.

Guerras Ridda o de apostasia 632-633

Esta problemática seria especialmente compleja en el mandato del segundo califa Umar ibn al-Jattab entre el 634 y el 644, siendo imperativo encontrar una salida para mantener la paz islámica dentro de la península. El califa optó entonces por movilizar y ordenar a la umma para una misión en común, la cual sería llevar a cabo incursiones en territorios vecinos con poblaciones no musulmanas, con el fin de que la unidad de la umma se asegurara al dirigir sus armas hacia el exterior. Aquello permitiría también reforzar el papel del califa como líder del islam, puesto que los árabes siempre habían sido renuentes al concepto de monarquía o líderes permanentes, pero si estaban acostumbrados a seguir la autoridad de un jefe durante una campaña militar o la búsqueda de nuevos pastos para su ganado. Dicho de otra manera, iniciar campañas en el extranjero le permitió al califa Umar tomar el título de amir al-muminim o comandante de los creyentes, siendo sus decisiones incontestables en materia de la umma en general, pero poco determinantes en los temas relacionados con las cuestiones inherentes a la acción particular de los individuos.

Umar ibn al-Jattab, califa entre el 634 y el 644. Además, Amir al-muminim o comandante de los creyentes
Expansión del islam desde el 632

Esta nueva organización que recordaba la de un Estado más o menos consolidado, le permitió a Umar y los ejércitos árabes conquistar Iraq, Siria, y Egipto, tras una serie de victorias inesperadas para los grandes imperios de la época. Así, la campaña que inició en el 637 permitió a los árabes controlar toda Mesopotamia para el 640, mientras que todo el Imperio persa caería en el 651. Sin embargo, el Imperio bizantino sería un adversario mucho más duro de vencer, resistiendo a los ataques árabes en el núcleo del Imperio en Anatolia, pero perdiendo importantes territorios como Palestina y Jerusalén en el 638 y la totalidad de Siria y Egipto en el 641. Igualmente, el norte de África caería hasta Cirenaica en lo que hoy es Libia, en una expansión que en su punto cúspide llegaría desde los Pirineos hasta el Himalaya. Todas estas victorias fueron vistas por los árabes como una señal de Dios de que estaban cumpliendo con su voluntad, pues hasta hacía unas décadas estos eran vistos como un grupo de personas atrasadas y desdeñables, pero tras una expansión imparable poseían uno de los imperios más grandes de la historia. Pensemos que para los cristianos la muerte de Jesús en la cruz se veía como un acto doloroso que marcó la época de los mártires, mientras que para los musulmanes el éxito político y militar que estaban teniendo era percibido como un sacramento y una revelación divina para su civilización.

Esto generó una enorme discusión acerca de la motivación de esta expansión, pues muchos ven en ella un objetivo totalmente pragmático que llevó al califa y sus guerreros a buscar botín y una actividad común que preservara la unidad de la umma, mientras que otros interpretan estas guerras como la prueba de que el islam es una fe violenta y militarista que se impuso a sus súbditos por medio de la fuerza. Lo cierto es que el Corán no contemplaba que Umar tuviera un mandato divino para conquistar el mundo, y hay que tener en cuenta que las incursiones de los árabes a las ricas tierras del norte de la península precedieron por mucho a la llegada del islam. El factor más determinante de esta época, es que las guerras de expansión se encontraron con un enorme vacío de poder en los imperios bizantino y persa, debilitados por años de guerra, grandes plagas, problemas económicos y fragmentación política y religiosa.

Expansión máxima de la religión musulmana

Además, gran parte de los ejércitos sasánidas eran de origen árabe, por lo que muchos de ellos se pasaron rápidamente al bando de sus compatriotas, mientras que en Siria y el norte de África existía una amplia enemistad con Constantinopla, motivada por la intolerancia religiosa del Imperio bizantino hacia las iglesias locales. Aquello impidió que estas regiones acudieran en ayuda de los bizantinos una vez iniciadas las invasiones árabes en el 632, facilitando la expansión de las fuerzas musulmanas por todo Medio Oriente. Fue luego de la consolidación de las conquistas cuando se realizó una mayor interpretación religiosa de estas guerras, con el fin de legitimar la adquisición de los nuevos territorios, estableciendo una división entre el Dar al-Islam o La Casa del Islam y la Dar al-Harb o La Casa de la Guerra, las cuales se encuentran en constante conflicto.

Rutas comerciales del mundo musulmán en la Edad Media

Por otro lado, el establecimiento de las directrices que regirían las futuras relaciones con la gente del libro fueron muy importantes para esta época, pues de repente millones de cristianos habían quedado bajo dominio árabe. Así, hasta el siglo VIII lo más común fue que no se fomentara la conversión de otros pueblos al islam, pero que a cambio se les exigieran pagar un tributo especial como dhimmi o súbditos protegidos del islam, el cual se constituyó como una de las mayores fuentes de ingreso del Estado. Esto quiere decir que como clientes de los gobernantes árabes no se podía realizar saqueos a sus propiedades o atacarlos, bajo la pena de ser objeto de venganza por parte de sus protectores. Dicha protección sería en muchos casos relativa, pues en siglos posteriores se realizarían ataques en contra de cristianos y judíos, mientras que a efectos prácticos muchas de las poblaciones no musulmanas sufrirían una significativa discriminación dentro de las sociedades musulmanas. Sin embargo, lo anterior no niega que algunos ortodoxos griegos perseguidos porque sus creencias eran consideradas heréticas por Bizancio, prefirieran el control musulmán al bizantino.

Ahora bien, las riquezas obtenidas durante toda esta expansión trajo algunos problemas estructurales a la unidad del islam, pues los soldados y dirigentes árabes que participaron en ella, comenzaron a exigir mayores beneficios en relación a las victorias que obtenían, incluyendo poder asentarse o administrar las tierras conquistadas, recibir rentas u obtener esclavos. En contrapartida, los primeros califas optaron por dejar las tierras en manos de los campesinos que las trabajaban con anterioridad, cobrándoles un impuesto de alquiler para el Estado musulmán, sin permitírseles a los árabes radicarse en las ciudades conquistadas, pues se estableció una estricta política de segregación donde las tropas árabes debían vivir en plazas fuertes para asegurarse de que mantuvieran el modo de vida exigido por el islam. Esto se debía a que para entonces el islam era visto como una religión árabe, donde cualquier persona de otra etnia que se convirtiera al islam, debía volverse cliente de una tribu y asimilarse al sistema social, político, económico y cultural árabe.

El reinado de Umar llegó a su fin en el 644 cuando fue apuñalado por un esclavo persa en la mezquita de Medina. Posteriormente, Uzman ibn Affan fue elegido tercer califa por seis de los compañeros del Profeta, consiguiendo este arrebatar a los bizantinos la isla de Chipre, conquistar definitivamente Libia, tomar gran parte de Armenia, adentrarse en el Cáucaso y extender el imperio hasta Afganistán y el norte del subcontinente indio. Aun así, todos estos éxitos no lograron calmar el descontento de los soldados que para entonces habían sufrido una transformación radical de su cotidianidad, pasando de ser nómadas a formar parte de un ejército profesional, destinado a realizar largas y cada vez más lejanas campañas que alejaban a los soldados de sus hogares, mientras eran restringidos a habitar en plazas fuertes al margen de la opulencia de los territorios conquistados. Además, los grandes imperios se acababan por lo que los botines eran progresivamente menos abundantes y los peligros más comunes. Asimismo, las grandes familias árabes exigían que se les permitiera establecer fincas privadas en los fértiles países conquistados, sembrando un descontento que se fue canalizando en la figura de Alí ibn Abu Talib primo del Profeta, quien se oponía a las políticas de los dos últimos califas y defendía el derecho de los soldados frente al poder central. Esto desembocaría en una guerra civil en el 656, la cual acabaría con la muerte del califa Uzman y la proclamación de Alí como nuevo califa, inaugurando con ello una de las divisiones más profundas dentro del islam, que hasta el día de hoy enfrenta a sociedades enteras.

Alí ibn Abu Talib, Califa entre el 656 y el 661
Tierras cultivables en Medio Oriente

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